Algunas personas hacen un alto en su andar al estar frente a él, sonríen instintivamente, siguen su camino.
Algunas otras, con mayores beneficios de tiempo, se detienen, lo admiran y hasta posan frente a él tratando de conseguir esa expresión que años atrás aparecía en su rostro cuando recién lo conocieron y sobre todo disfrutaron al máximo.
Todos le escuchan entonar canciones alegres, una y otra vez, uno creería que su felicidad nunca termina; sin embargo su constante pirueta oculta la soledad que lo invade...
Rodeado y solo...
Curiosamente nadie intenta siquiera subir al hermoso carrusel...
Está destinado al olvido en un tiempo que se le acaba en cada giro.