jueves, 25 de julio de 2013

de juego en juego

Ahí anda la muerte de la manita de la vida, muy amiguitas siempre. Pero a la vida no le conviene que se sepa, de las dos es la mas tramposa, te hace creer que no trae colas.

La vida te apapacha, te hace reír, de repente se le pasa la mano con las bromas pesadas pero siempre la crees tu aliada, nadie nos enseña a desconfiar del todo de ella.

Por es es tan fácil que la muerte te sorprenda, viene de puntitas escondida en la vida y zaz! cuando nadie la escucha o siquiera piensa en ella, te pone la paliza del año, te deja ahí llorando, adolorido, desesperanzado; es cuando viene la hipócrita vida a limpiarte los mocos y decirte "ya, tranquilo, no pasa nada" y ahí te vas a creerle, y sigues adelante, te limpias las lagrimas y vuelves a confiar en ella, hasta que otra vez se pone de acuerdo con la muerte para hacerte la maldad.

Y así se la pasan las comadres, chingandote de a poquito hasta que te toque en serio la madriza final.




viernes, 5 de julio de 2013

la vida burlona

A veces la vida te pide tregua, puede ser un grito de auxilio o un ligero susurro pero de pronto lo entiendes o al menos eso crees.

Intentas sanar, ir por el camino del buen samaritano, te esfuerzas por desechar las malas vibras, los odios y rencores, el coraje. 

CONVERTIRTE EN UN HUMANO SUSTENTABLE.

Y ahí vas por la vida con la sonrisa idiota para el buen imbécil, Y ahí va la gallina cruzando la carretera.  ¿Para qué? Nadie, nunca lo sabrá.

La vida se burla de ti, te pone de frente ante el imbécil mayor, regresas al rencor, ese que tenías super trabajado, pierdes la paciencia y la bondad frente aquel que traduces como todo lo malo, TÚ MISMO.

La engañosa paz


Que te pidan las cosas “ por favor” no significa que estén bien, o que tengas que estar de acuerdo con ellas.

Muérete, por favor!

Que un desacuerdo intente resolverse a través del dialogo no quiere decir que dejara de ser desacuerdo.

Confundimos lo medios con el resultado. Cuando hablamos fuerte somos violentos, intolerantes, vehementes.
 Algunas veces nos dejamos engañar por el dialogo y todo se convierte en rendición.

La línea entre dialogar y doblegarse es muy delgada.

Debemos estar atentos, no dejar que las palabras nos envuelvan con su elegancia,