jueves, 23 de julio de 2015

Querido amor platónico, no me dejes en visto, prefiero un ok, un aja, un emoticon o lo que es igual una mentada de madre discreta, disimulada.

Esta no relación es de 2, yo alimento tu ego y tú mis esperanzas.

Así que hazme el re chingado favor de seguir las reglas básicas del/la acosado/a y el/la acosador/a.

Por su atención gracias.

P.d. ahora mismo inicio mi sesión de acoso en fb.

miércoles, 3 de junio de 2015

Me atraen muchas mujeres, pero me gustan pocas.

Somos más que hormonas, somos sonrisas, caricias, lágrimas, miradas, desesperación, alegría, pasión, miedo, amor, ideas, torpeza, fobias y una larga lista de etcéteras.

No creo que alguien pueda gustarme de verdad sólo cuando me atrae su escultural cuerpesito.

Y qué pasa después, no voy a fingir, el interés entra por los ojos y la nariz, por aquello del olor a hormona, pero la verdad es que no puedo asegurar que alguien me gusta sin antes escucharle, sentirle, descubrirle un poco.

Es cierto que nunca terminas de conocer a los demás, ni siquiera a ti mismo, pero para mi es cierto también que todos llevamos una carta de presentación cargada en las palabras, en los gustos o las sonrisas.

He tenido el gusto de sentirme atraída por mujeres demasiado guapas y tontas. Si ha sido un placer darme cuenta que es sólo eso, atracción, que sé que busco algo más que un cuerpo.

Pero nada se compara con el magnífico placer de conocer a esas mujeres que de verdad me gustan, sí, a veces puede ser un tanto doloroso cuando las cosas no funcionan como esperaba, pero es genial saber que me gustan porque son un todo, porque puede que me haya fijado primero en su cuerpo, su cabello, su sonrisa, sus ojos, su estilo, lo que sea; pero cuando conozco su forma de pensar, de sentir, de enfrentarse a la vida, es entonces que me siento tan bien de saber que tipo de mujer quiero en mi vida. 

Y no, no importa que no este en mi vida como una pareja. Somos más que hormonas y aunque pueda costarme trabajo el acostumbrarme a verla como amiga, definitivamente vale la pena. Ellas valen la pena.







sábado, 15 de febrero de 2014

LA SALIDA DEL CLOSET





Ellen Page salió del closet y aunque todos lo sabíamos, sobre todo aquellos que contamos con el fabuloso “gaydar”, quedamos con la boca abierta. Totalmente sorprendidos, no sólo porque su salida fue tan marcada, en un evento sobre derechos lbgt, tan pública e inesperada sino también porque su discurso fue maravilloso, incluso si ella no hubiese cerrado con broche de oro aceptando su homosexualidad, ese discurso hubiera sido igual de emotivo e  importante.


Muchos, sobre todo las personas que se asumen como heterosexuales, no entenderán por  qué tanto alarde; de alguna forma tienen razón, porqué en un mundo ideal, en esa utopía que muchos tenemos en nuestras cabecitas locas, nadie tendría por qué salir del closet, nadie tendría por qué asumirse,  o buscar el momento exacto o más adecuado para contárselo a nuestros padres o amigos o compañeros de trabajo, ni siquiera tendríamos que lidiar con aceptarnos nosotros mismos; no habría conflicto por serlo, con ser nosotros mismos. Sin embargo aún no es así, y es tan importante, porque representa algo que muchos hemos pasado, sufrido, ella lo mencionó en su discurso, es tan difícil aparentar, en la escuela, en tu casa, sufrir por no poder ser tú, por no poder hablar de tus sentimientos y por ni siquiera saber que va a pasar contigo, por no poder crearte una imagen de tu futuro.

Es tan difícil mentirle a todos y sobre todo mentirte a ti mismo, porqué una salida del closet es eso, es por fin aceptarte real y completamente a ti mismo, porque la gente a tu alrededor puede saberlo antes que tú, puede reconocerte como alguien diferente sin saber a ciencia cierta por qué,  incluso puede que la gente a tu alrededor sepa de tu homosexualidad antes que tú, y puede decir mil cosas y criticarte mil cosas y así vas por la vida tratando de esquivar sus habladurías y lastimosas criticas; el día en que te aceptas el día en que sales del closet le dices a al mundo que te importa un cacahuate lo que tengan que decir sobre tu sexualidad y para ser más exactos sobre tu vida; porqué esto es lo que eres, no puedes cambiarlo (ya lo has intentado), aceptas que no tendrías por qué hacerlo pero sobre todo, el día que sales del closet aceptas que no quieres cambiarlo, que eres feliz con lo que eres, con tu sexualidad con tu forma de amar y con todo lo que ello engloba que prácticamente involucra tu entera forma de ser y de vivir.

Por eso es tan importante y representativa la salida del closet de Elle page y de cualquier figura pública, porque nos ayuda a todos los mortales a contarle al mundo lo que vivimos (sufrimos) al no salir del closet y no aceptarnos a nosotros mismos. Obviamente nada es tan sencillo como decirlo y ya, después puede venir una serie de problemas e inconvenientes con las personas que quieres y que te quieren, también con los que no te quieren y te hacen sufrir más de la cuenta, porque para algunos salir del closet puede ser de lo más tranquilo del mundo y lo mejor que nos haya pasado pero lamentablemente para otros puede ser lo más difícil, triste y estresante, pero después  de esa avalancha de emociones (para la mayoría) todo es mejor y la visión de ti mismo cambia y con ello la visión de los demás hacia ti.

 La mejor forma de que el mundo te quiera y acepte es primero hacerlo tú mismo.

La parte que más me gustó de su hermoso discurso fue esta:

Este mundo sería mucho mejor si sólo hiciéramos un esfuerzo por ser menos horribles con los demás. Si sólo nos tomáramos 5 minutos para reconocer la belleza del otro en vez de atacarnos por nuestras diferencias. Eso no es difícil. En realidad es muy sencillo y una mejor forma de vivir. Y  en última instancia salva vidas”

Es cierto, porque como ya lo dije arriba, en un mundo utópico no tendríamos por qué reconocer nada, no habría diferencias entre uno y otro por nuestras preferencias.

Pero como no es así…

Bien por Ellen Page, bien por todos aquellos que ya se han aceptado a sí mismos y bien por todos los que luchan cada día por poder hacerlo.

lunes, 19 de agosto de 2013

LA HERMOSA DESNUDEZ

¿Alguna vez has saboreado tu desnudez?


No hablo sólo de sentirte orgullosa de ella, sino de saborearla, que de verdad te provoque una sensación satisfactoria en todos tus sentidos.

La adultez nos limita, nos aleja de estos placeres, nos dejamos engañar y ya desde la infancia comenzamos a grabarnos bien clarito en la cabeza que nuestra desnudez es sinónimo de vergüenza. ¡GRAVE ERROR!

¿Por qué olvidar que la desnudez y su absoluta libertad fue el primer sabor que conocimos? 

La desnudez fue la primera caricia que sentimos en toda nuestra vida, la bienvenida a la misma.

Hasta para hacer el amor nos arropamos con la oscuridad, nos da miedo sentirnos, nos da miedo sabernos descubiertos.

A veces confundimos el orgullo que nuestra pareja o alguien ajeno siente hacia nuestro cuerpo con orgullo propio. Sentirnos admirados nos hace sentir bien, pero no por ello nos sentimos bien con nosotros mismos, con nuestro cuerpo; es el ego el que celebra su desnudez.

Cuántas veces no hemos escuchado la cantaleta de “es que tengo estos gorditos” o “es que mis tetas están colgadas” o “es que tengo granitos en las piernas” y así innumerables frases de vergüenza hacia nuestros cuerpos. Todos las hemos pronunciado alguna vez.

Debemos aprender no sólo a aceptarnos, si no a disfrutarnos, a saborear lo que somos. Deberíamos poder  llegar frente a esa persona especial, por ejemplo, y decirle “este es mi cuerpo, te lo entrego, disfrútalo y cuídalo como yo lo hago, siéntete orgulloso de poder tocarlo”.

Más allá de terceras personas, deberíamos poder pararnos frente al espejo y sentirnos orgullosos de lo que vemos, dejar que el placer de ese cuerpo nos entre por los ojos y nos llegue hasta el pecho; dejar que ese placer nos llene de satisfacción, la satisfacción de sabernos únicos y por lo tanto hermosos.



jueves, 25 de julio de 2013

de juego en juego

Ahí anda la muerte de la manita de la vida, muy amiguitas siempre. Pero a la vida no le conviene que se sepa, de las dos es la mas tramposa, te hace creer que no trae colas.

La vida te apapacha, te hace reír, de repente se le pasa la mano con las bromas pesadas pero siempre la crees tu aliada, nadie nos enseña a desconfiar del todo de ella.

Por es es tan fácil que la muerte te sorprenda, viene de puntitas escondida en la vida y zaz! cuando nadie la escucha o siquiera piensa en ella, te pone la paliza del año, te deja ahí llorando, adolorido, desesperanzado; es cuando viene la hipócrita vida a limpiarte los mocos y decirte "ya, tranquilo, no pasa nada" y ahí te vas a creerle, y sigues adelante, te limpias las lagrimas y vuelves a confiar en ella, hasta que otra vez se pone de acuerdo con la muerte para hacerte la maldad.

Y así se la pasan las comadres, chingandote de a poquito hasta que te toque en serio la madriza final.




viernes, 5 de julio de 2013

la vida burlona

A veces la vida te pide tregua, puede ser un grito de auxilio o un ligero susurro pero de pronto lo entiendes o al menos eso crees.

Intentas sanar, ir por el camino del buen samaritano, te esfuerzas por desechar las malas vibras, los odios y rencores, el coraje. 

CONVERTIRTE EN UN HUMANO SUSTENTABLE.

Y ahí vas por la vida con la sonrisa idiota para el buen imbécil, Y ahí va la gallina cruzando la carretera.  ¿Para qué? Nadie, nunca lo sabrá.

La vida se burla de ti, te pone de frente ante el imbécil mayor, regresas al rencor, ese que tenías super trabajado, pierdes la paciencia y la bondad frente aquel que traduces como todo lo malo, TÚ MISMO.

La engañosa paz


Que te pidan las cosas “ por favor” no significa que estén bien, o que tengas que estar de acuerdo con ellas.

Muérete, por favor!

Que un desacuerdo intente resolverse a través del dialogo no quiere decir que dejara de ser desacuerdo.

Confundimos lo medios con el resultado. Cuando hablamos fuerte somos violentos, intolerantes, vehementes.
 Algunas veces nos dejamos engañar por el dialogo y todo se convierte en rendición.

La línea entre dialogar y doblegarse es muy delgada.

Debemos estar atentos, no dejar que las palabras nos envuelvan con su elegancia,