Alguna vez me hablaron de una analogía entre las personas y los helados: "Imagínate que te gusta mucho el helado mmmm de chocolate tal vez?, y que siempre, siempre comes helado de chocolate, pero un día te dan ganas de probar otro sabor o no otro sabor, te dan ganas de comer pastel... No es que haya dejado de gustarte, solo que como te encanta y siempre lo comes un día no tienes ganas, pues así me pasa con...(cierta persona)"
Algo así era el cuento...
En ese momento me pareció el pretexto mas estúpido del mundo para alejarte de alguien y puede que sí, que en ese momento no haya sido más que un pretexto, pero curiosamente ahora lo entiendo y es que ahora mi helado de chocolate me tiene un poco asqueada, no es que haya dejado de gustarme, sigue siendo mi preferido en el mundo, pero no tengo ganas.
Debo confesar que últimamente no tengo ganas ni de pensar que se me antoja, también debo confesar que he tenido la cuchara a medio milímetro de la boca y es entonces que digo naaa, no quiero, es mas he tenido el chocolate en las papilas gustativas y me dan ganas de... escupirlo sería una analogía muy cutre, pero le queda bien.
No dejo de adorarle, solo quiero comer pastel y de vainilla!